El río de Cuevas (1381)

Título: Dietario íntimo
Autor:  Geofroi de Buletot
Fecha: 1381

Estella
3 de abril de 1.381
  Hoy he querido entrar en el hospital de San Lázaro, que se sitúa a la entrada de Estella. He de recoger, en mi cuaderno de andar y ver, las impresiones de la jornada de Pamplona hasta Estella.
  Charlé largamente con algunos compañeros. Me entendí con guías que van acompañando a nobles peregrinos. Nos pusimos a hablar sobre el tema de aquellos que no hacen la peregrinación por verdadera devoción, sino por pasatiempo y por galloferia. Mi interlocutor, que entiende el Camino francés, los tildaba de vagabundos, inútiles, enemigos del trabajo, holgazanes y baldíos.
  Yo no me podía figurar que hubiera seres que se visten a diario la media sotanilla, se colocan la esclavina, se echan a modo de alforja un zurrón al lado, se apoyan en su bordón, se juntan con una daifa, gayamente vestida de romera y a vivir a cuenta de la peregrinación.
  Por cierto, hasta llegar a Logroño hay que guardarse de los ríos malos y venenosos, tales como el de Torres de Sansol y el de Cuevas. Ya llegaremos al río Salado. Poco a poco hemos ido llegando a Puente la Reina, donde hay dos hospitales y un puente mandado construir sobre el Arga por doña Mayor. En el hospital del Crucifijo nos hubiéramos detenido, de no hacérsenos corta la jornada, ya que podíamos haber pasado buena noche. Veo elevarse hasta mis labios el buen vaso de leche con nata espumante que suelen entregar a los peregrinos.


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