Rodrigo García de Jalón (3 de 4)

Continuación de Rodrigo García de Jalón (2 de 4) 

El Liberal (Madrid). 14/5/1913, página 2.
Fuente: Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España

Los hijos del señor Jalón

D. Joaquín García Jalón, hermano del desaparecido D. Rodrigo, nos ha visitado para manifestarnos que son inútiles cuantas gestiones está haciendo cerca del juez instructor de la causa para que normalice, con arreglo á la ley, la situación de sus sobrinos.
Se da el caso extraordinario, prueba indudable de la involuntaria desaparición de D. Rodrigo, de que, siendo un padre amante de sus hijos, les ha dejado sin recursos á mano para las más urgentes necesidades, hasta el extremo de que al día siguiente de desaparecer tuvieron que empeñar un alfiler que encontraron en casa con objeto de atender á los gastos del día.

El hijo y el hermano del Sr. Jalón

Tal situación es anómala, tanto más cuanto que, según ha podido comprobar nuestro visitante, su hermano posee una regular fortuna, pues obran en su casa resguardos del Crédit Lyonnais, Banco de Vitoria y Banco Riojano, de Logroño, resguardos de títulos por valor de unas cien mil pesetas; además, tiene fincas en Ausejo, Logroño y Viana y haciendas en Moreda, estas últimas por valor de 24,000 pesetas.
En un convento de Logroño le guardan, según declaración de sus hijos 15.000 pesetas en alhajas, que su difunta madre depositara allí como lugar de confianza.
Es decir, que según los cálculos de don Joaquín García Jalón, les queda á sus sobrinos una fortuna de veinticinco á treinta mil duros, lo cual echa por tierra la creencia de que haya huido voluntariamente ó haya tomado alguna más grave determinación, por no hacer frente á supuestos
reveses económicos.
D. Rodrigo García Jalón y su familia

Si así fuese, ya se hubieran presentado los legítimos  acreedores á los descubiertos de D. Rodrigo.
Este se dejó, como ya saben los lectores, el billete kilométrico, se dejó el revólver y dejó 5.000 pesetas, á cambio de la ficha, en el «comptoir» del Círculo de Bellas Artes.
No pensaba huir D. Rodrigo, y menos desaparecer voluntariamente, pues hubiese tomado sus medidas preventivas, liquidando sus bienes y preocupándose del porvenir de sus hijos en vez de dejar las cosas en su situación normal, como el que piensa, regresar á su domicilio y continuar
su vida ordinaria.
Y cree D. Joaquín García Jalón, y nosotros con él, que ya es llegado el momento de que e] juez instructor de la causa se preocupe de normalizar la situación de los menores, nombrándoles un tutor que, con arreglo á la ley, se encargue de la administración de los bienes de su hermano y del maaltenimiento y educación de sus sobrinos.

Son éstos estudiantes, uno de ellos alumno de la Academia de Toledo, y con este abandono judicial se les pueden irrogar graves perjuicios.
Esto sin contar con que la decisión del juez, si se trata de una desaparición caprichosa, de una genialidad de D. Rodrigo, contribuiría á que éste se presentase.
Por desgracia, no cree D. Joaquín que su hermano esté voluntariamente alejado de la vida; cree, por el contrario, que ó le han privado de ella ó está violentamente secuestrado, aunque no se le alcanzan los fines de sus secuestradores.